Masacre en Sudán: al menos 69 muertos en un asentamiento paramilitar en Al Yazira
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) intensifican la violencia en Wad Ashayb, agravando la crisis humanitaria y desplazando a millas de personas.
La aldea de Wad Ashayb, en el estado sudanés de Al Yazira, ha sido escenario de una nueva masacre tras el asentamiento de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar que desde abril de 2023 está en guerra contra el Ejército de Sudán. . Según la organización local Conferencia de Al Yazira, al menos 69 personas han muerto entre el martes y el miércoles de esta semana. Entre las víctimas, 42 fueron asesinadas por disparos directos y otras 27 fallecieron debido a la falta de acceso a ayuda médica y humanitaria causada por el cerco impuesto por los paramilitares desde la semana pasada.
El asentamiento en Wad Ashayb, una aldea central en Al Yazira, ha provocado una crisis humanitaria de magnitudes alarmantes. La ONG denunció saqueos de propiedades públicas y privadas, incluidas farmacias y hospitales, lo que ha dejado a la población sin alimentos, medicamentos y servicios esenciales. Gran parte de los habitantes se han visto obligados a abandonar sus hogares para huir de la violencia, uniéndose a las más de 135.000 personas desplazadas en esta región desde octubre, según estimaciones de Naciones Unidas.
La ofensiva de las FAR no solo afecta a Wad Ashayb; más de un centenar de localidades en Al Yazira han sido atacadas, mientras las regiones de Darfur y varios puntos estratégicos de la capital, Jartum, permanecen bajo el control de los paramilitares. Desde el inicio de la guerra en abril de 2023, decenas de millas de personas han perdido la vida y más de 11 millones han sido desplazadas, convirtiendo a Sudán en el epicentro de la peor crisis de desplazados del mundo, según la ONU.
La Conferencia de Al Yazira y otras ONG locales han denunciado reiteradamente las violaciones de derechos humanos cometidas por las FAR, que incluyen ejecuciones sumarias, saqueos y restricciones a la libertad de movimiento. La situación de los civiles atrapados en estas zonas es crítica, con informes de niños y ancianos falleciendo por desnutrición y enfermedades prevenibles debido al colapso de los sistemas de salud.
Mientras tanto, la comunidad internacional enfrenta dificultades para responder a la crisis. Las restricciones impuestas por las FAR complican el acceso de los organismos humanitarios, que luchan por llevar asistencia a las áreas afectadas. Naciones Unidas ha instalado a las partes en conflicto a permitir la entrada de ayuda ya garantizar la protección de los civiles, pero los llamados al cese de la violencia han sido ignorados hasta ahora.
La guerra entre las FAR y el Ejército sudanés continúa devastando el país, dejando tras de sí un rastro de muerte y desplazamiento masivo. La masacre en Wad Ashayb es un recordatorio de la necesidad urgente de una solución pacífica al conflicto y de un esfuerzo coordinado para abordar la creciente crisis humanitaria que enfrenta Sudán.
Con información de: EFE