Desmantelan plan golpista y de asesinato contra Lula da Silva en Brasil
La Policía Federal identifica a militares entrenados involucrados en un complot para evitar la toma de posesión de Lula en 2022.
La Policía Federal de Brasil desarticuló este martes una organización criminal compuesta mayoritariamente por militares de élite que planeaba asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva antes de su toma de posesión en diciembre de 2022. El grupo también tenía como objetivo eliminar al vicepresidente Geraldo Alckmin y al magistrado Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, con la intención de restringir el funcionamiento del Poder Judicial.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. EFE/André Coelho
El complot, bautizado como "Puñal verde y amarillo", estaba programado para ejecutarse el 15 de diciembre de 2022, según las investigaciones. Este grupo, que operaba con un alto nivel de conocimientos técnico-militares, planeaba instalar una “oficina de gestión de crisis institucional” y detallar los recursos humanos y tácticos necesarios para llevar a cabo los crímenes.
Planes de envenenamiento y explosivos
La organización pretendía envenenar a Lula, aprovechando su estado de salud y sus visitas hospitalarias frecuentes, para causarle un colapso orgánico, según un expediente policial de 221 páginas. El mismo método se consideró para Alexandre de Moraes, aunque también se evaluaba la posibilidad de usar artefactos explosivos durante eventos públicos.
La investigación detallada que los integrantes del grupo utilizaban la aplicación Signal bajo seudónimos basados en nombres de países para ocultar sus identidades. En el chat, llamado "Copa 2022", se discutían los detalles del plan criminal.
El principal señalado como organizador de la operación es el general Mário Fernandes, quien en ese momento se desempeñaba como secretario general interino de la Presidencia durante el gobierno de Jair Bolsonaro.
Reacciones oficiales y medidas legales
El secretario general de la Presidencia, Márcio Macêdo, condenó los actos, calificándolos como "acciones de bandidos" y reafirmó el compromiso del gobierno con la defensa del estado democrático de derecho. Por su parte, el ministro de Comunicación, Paulo Pimenta, declaró que este intento de golpe fue una “acción concreta” que no se ejecutó debido a factores circunstanciales.
La operación policial, denominada "Operación Contragolpe", incluía órdenes de arresto, allanamientos e incautaciones, además de medidas cautelares como la prohibición de salida del país para los involucrados. Los implicados se enfrentan a acusaciones por delitos como golpe de estado, abolición violenta del estado democrático y organización criminal.
Con este operativo, Brasil busca desmantelar los últimos vestigios de un complot que pudo haber tenido graves consecuencias para su democracia.
Con información de: EFE