La criminalidad pone en jaque el progreso social y democrático en América Latina
El crimen organizado amenaza décadas de desarrollo mientras se debate sobre estrategias más integrales y sostenibles.
América Latina: una región en peligro
La violencia derivada del crimen organizado representa un grave riesgo para los avances en desarrollo humano y democracia en América Latina y el Caribe, señala Michelle Muschett, directora regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) . Esta región, considerada la más violenta del mundo, enfrenta crecientes desafíos debido al narcotráfico, la debilidad institucional y la corrupción, poniendo en peligro décadas de progreso social.
Según Muschett, la criminalidad, que antes se concentraba en Centroamérica, ha desplazado su epicentro hacia países como Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Chile, previamente considerados más seguros. La situación exige el fortalecimiento de las instituciones judiciales y la implementación de estrategias inclusivas que promuevan el desarrollo territorial.
La directora regional para América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la panameña Michelle Muschett, habla en una entrevista con EFE, en Cuenca (Ecuador) sobre la criminalidad en Latinoamérica. EFE/ José Jácome
El impacto económico y social de la violencia
Latinoamérica y el Caribe concentran el 28.9 % de los crímenes violentos del mundo, a pesar de albergar solo el 8.3 % de la población global. Además, el crimen organizado tiene un alto costo económico: afecta el 3.5 % del PIB regional, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los presupuestos nacionales destinan más del 30% en defensa para enfrentar esta problemática, lo que agrava la presión sobre las finanzas públicas en una región ya marcada por la desigualdad.
Un estudio del PNUD, presentado en la XXIX Cumbre Iberoamericana en Cuenca, Ecuador, revela que seis de cada diez personas temen ser víctimas de un crimen violento, lo que evidencia una creciente sensación de inseguridad entre la población.
El llamado a un enfoque integral
Muschett insiste en que las políticas populistas de "mano dura", aunque efectivas a corto plazo, no ofrecen soluciones sostenibles. Para abordar la criminalidad de manera integral, el PNUD recomienda combinar estas con políticas basadas en evidencia, que fortalezcan la cohesión social y respeten el estado de derecho.
La Cumbre Iberoamericana se posiciona como un espacio clave para fomentar la cooperación regional y generar estrategias que integren a los gobiernos, las comunidades y la cooperación internacional. Muschett subraya que la seguridad ciudadana es un desafío dinámico y multidimensional que requiere la participación activa de toda la sociedad para lograr un cambio duradero.
Este llamado a la acción busca reducir los índices de criminalidad, y garantizar el desarrollo sostenible y democrático en una región que enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente.
Con información de: EFE