El megatsunami de 200 metros que estremeció el planeta sin ser detectado
Un deslizamiento de tierras en Groenlandia genera una ola colosal que revela nuevas inquietudes sobre el cambio climático
En septiembre de 2023, los científicos se encontraron con una señal sísmica inusual que se extendió por todo el planeta. Esta señal, detectada en estaciones de vigilancia sísmica desde el Ártico hasta la Antártida, no se parecía a nada registrado anteriormente. En lugar del característico estruendo de los terremotos, se trataba de un zumbido monótono que persistió durante nueve días.
El origen de esta señal fue finalmente identificado como un enorme corrimiento de tierras en el remoto fiordo Dickson de Groenlandia. El colapso de una masa de roca y hielo, suficiente para llenar 10,000 piscinas olímpicas, generó un megatsunami de 200 metros de altura. Esta ola, que es el doble de alta que la torre del Big Ben y significativamente más grande que las olas generadas por los terremotos de Indonesia en 2004 y Japón en 2011, se mantuvo en movimiento durante nueve días debido a un fenómeno conocido como seiche.
Esta fotografía aérea tomada el 21 de agosto de 2023 muestra una gama de glaciares medio derretidos en el fiordo Scoresby, cerca de Ittoqqortoormiit, Groenlandia. Foto: Olivier MORIN / AFP
El descubrimiento, publicado en la revista Science y respaldado por la colaboración de 66 científicos de 40 instituciones, desvela una serie de eventos catastróficos provocados por décadas de calentamiento global. El deshielo acelerado de los glaciares permitió que una montaña inestable se desmoronara, desencadenando el deslizamiento de tierra y el subsiguiente megatsunami.
Este evento subraya cómo el cambio climático está transformando nuestro planeta de formas inesperadas. Mientras el calentamiento global continúa afectando las regiones polares y montañosas, eventos como este podrían volverse más comunes y extremos. El descubrimiento también revela que nuestras herramientas y métodos científicos necesitan adaptarse para enfrentar estos fenómenos emergentes, ya que el cambio climático desafía nuestra comprensión de los riesgos y fenómenos naturales.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.