La fotografía como herramienta para enseñar historia: una metodología que conecta pasado y presente
Un estudio explora el uso de fotografías como fuente histórica en la formación de maestros, destacando su potencial para motivar el aprendizaje y desarrollar el pensamiento crítico.
La enseñanza de la historia ha dependido habitualmente de métodos expositivos y memorísticos, que suelen limitar el interés del alumno. Sin embargo, un estudio reciente llevado a cabo por Santiago Ponsoda López de Atalaya y Rubén Blanes Mora en el 2020, en la Universidad de Alicante, propone un cambio de paradigma: utilizar la fotografía como fuente histórica activa en el aula. Publicado en Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales, este análisis destaca cómo esta metodología puede motivar a los estudiantes, desarrollar su pensamiento crítico y promover una comprensión más profunda de los procesos históricos.
Una nueva manera de enseñar historia
El estudio parte de la premisa de que enseñar historia no debería limitarse a la memorización de fechas y eventos, sino enfocarse en desarrollar el pensamiento histórico, entendido como la capacidad de interpretar y reflexionar sobre el pasado. Para ello, los investigadores diseñaron una experiencia didáctica en la que estudiantes del grado de Maestro en Educación Primaria analizaron fotografías históricas como parte de la asignatura Didáctica de las Ciencias Sociales.
La actividad se centró en las causas estructurales y coyunturales de la Guerra Civil española, abordadas a través del análisis de ocho imágenes clave, que incluyeron eventos como la proclamación de la República Catalana, la expansión del fascismo y los efectos de la crisis de 1929. Los estudiantes debían contextualizar cada fotografía, relacionarla con las causas del conflicto y reflexionar sobre sus implicaciones históricas y educativas.
Resultados motivadores y reflexivos
Los resultados del estudio son reveladores. Antes de la actividad, un 60% de los estudiantes no logró identificar ninguna causa coyuntural de la Guerra Civil, y solo un 15,7% mencionó tres o más causas estructurales. Tras la experiencia, el 82% de los participantes pudo señalar al menos tres causas de cada tipo, lo que evidencia una mejora significativa en su capacidad analítica y de comprensión histórica.
Además, el 97% de los estudiantes valoró positivamente esta metodología, considerándola aplicable a las aulas de primaria. Entre los argumentos destacados, subrayaron que esta forma de trabajar fomenta la reflexión, el análisis crítico y el interés por la historia. El uso de fotografías, según los participantes, acerca el pasado a la realidad del alumno, motivándolo a descubrir e interpretar hechos históricos.
La fotografía como recurso educativo de primer nivel
El estudio resalta que la fotografía, además de ser un vestigio visual del pasado, posee un poder sugestivo que invita al análisis crítico. Permite conectar emociones con contexto histórico y facilitar la comprensión de conceptos como el cambio, la continuidad y la causalidad. Sin embargo, los autores advierten que su potencial sigue infravalorado en la enseñanza de la historia, ya que en la mayoría de los libros de texto se utilizan de forma decorativa o con poca profundidad analítica.
Conclusiones y proyecciones
La investigación concluye que trabajar con fuentes como la fotografía no solo mejora el aprendizaje de la historia, sino que también desarrolla habilidades transversales como la argumentación, la empatía y la alfabetización visual. Este enfoque rompe con el modelo expositivo tradicional y plantea una enseñanza más interactiva y significativa.
Los autores abogan por incluir este tipo de metodologías en la formación de futuros maestros, argumentando que el uso del método histórico y el análisis de fuentes deben integrarse como parte fundamental de los programas educativos. En palabras de los investigadores, enseñar historia no debería ser solo relatar el pasado, sino invitar a los estudiantes a construirlo activamente a través de la indagación y el pensamiento crítico.
Con iniciativas como esta, la enseñanza de la historia tiene el potencial de convertirse en una experiencia transformadora, que conecta a los estudiantes con su entorno cultural y social, mientras desarrolla habilidades fundamentales para su futuro como ciudadanos críticos y reflexivos.
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