Un día como hoy: El Tratado Herrán-Hay y el futuro del Canal de Panamá
Un acuerdo entre Colombia y Estados Unidos que marcó el inicio de un conflicto histórico
El 22 de enero de 1903, Colombia y Estados Unidos firmaron el Tratado Herrán-Hay, un acuerdo que buscaba sentar las bases para la construcción del canal interoceánico a través del istmo de Panamá, en ese momento parte del territorio colombiano. El tratado, negociado por Tomás Herrán, ministro plenipotenciario de Colombia, y John M. Hay, secretario de Estado estadounidense, ofrecía a Estados Unidos una concesión de 100 años para la construcción y operación del canal.
A cambio, Estados Unidos se comprometía a pagar 10 millones de dólares en oro al momento de la ratificación y un monto anual de 250,000 dólares después de nueve años. Este ambicioso proyecto prometía revolucionar el comercio marítimo al conectar el océano Atlántico con el Pacífico. Sin embargo, lo que parecía un pacto beneficioso pronto se convirtió en un punto de tensión diplomática.
Aunque el Senado de Estados Unidos ratificó el tratado el 14 de marzo de 1903, el Congreso colombiano rechazó el acuerdo. Los legisladores consideraron insuficiente la compensación ofrecida y temieron que la soberanía del país quedara comprometida. Este rechazo enfureció al gobierno estadounidense, que rápidamente comenzó a buscar alternativas para garantizar la construcción del canal.
La negativa colombiana desembocó en un movimiento separatista en Panamá, que contó con el respaldo directo de Estados Unidos. En noviembre de 1903, Panamá proclamó su independencia y firmó el Tratado Hay-Bunau-Varilla con Estados Unidos, otorgando a este último el control absoluto sobre la zona del canal.
El Tratado Herrán-Hay, firmado un día como hoy hace 122 años, marcó un capítulo crucial en la historia de América Latina. Evidenció las tensiones diplomáticas entre naciones con intereses opuestos y sentó las bases para la independencia de Panamá y el inicio de la construcción del Canal de Panamá. Este episodio sigue siendo recordado como un ejemplo de las complejidades políticas que pueden surgir en torno a proyectos de infraestructura de alcance global.