La ética de la felicidad según Séneca: un camino hacia la plenitud
Desapego, control de las pasiones y aceptación de la naturaleza en el pensamiento estoico.
La búsqueda de la felicidad ha sido un tema central en la filosofía desde la Antigüedad. En el pensamiento de Lucio Anneo Séneca, el estoicismo ofrece una práctica ética que aborda la crisis de valores y la alienación que experimentan los seres humanos en tiempos de transición y cambio. En su ensayo sobre la ética de la felicidad, Orozco-Reyes (2024) explora cómo los principios estoicos de Séneca —el desapego, el control de las pasiones y la aceptación de la naturaleza— constituyen un camino para lograr la plenitud en medio de los desafíos de la modernidad.
Para Séneca, la felicidad consiste en vivir conforme a la naturaleza, entendida como un principio racional y unificador que gobierna el universo. Este enfoque acentúa que el ser humano, al ser parte de la naturaleza, debe guiarse por la razón y aceptar tanto su finitud como las circunstancias que le imponen la existencia. La muerte, en esta perspectiva, no es un castigo ni una tragedia, sino una transición natural que devuelve al ser humano a su estado original de armonía con el cosmos.
El desapego es una virtud central en el pensamiento estoico. Séneca no condena la riqueza, pero enfatiza que el verdadero sabio es aquel que no depende de ella. Según su visión, la riqueza y los bienes materiales son accesorios que no deben definir la identidad ni el propósito de la vida. La clave está en mantener una relación equilibrada con lo material, entendiendo que la verdadera riqueza radica en la virtud y en la serenidad del alma. Para alcanzar la felicidad, Séneca propone un dominio sobre las pasiones, aquellas emociones desmedidas que pueden desviar al ser humano de su propósito. La virtud, argumenta, es lo que diferencia a los hombres sabios de aquellos que viven dominados por sus deseos. A través de la razón, el individuo puede discernir entre lo esencial y lo superfluo, evitando ser esclavo de sus impulsos.
Aunque el estoicismo a menudo se asocia con una búsqueda individual de la virtud, Séneca subraya la importancia de la comunidad y la acción ética hacia los demás. Según el filósofo, la felicidad no es un estado de aislamiento, es un equilibrio entre el bienestar personal y el cumplimiento de las responsabilidades sociales. Este compromiso colectivo permite al ser humano contribuir al orden y la armonía universal.
La ética estoica de Séneca, lejos de ser un conjunto de preceptos teóricos, es una guía práctica para afrontar los retos de la existencia. En una era marcada por la incertidumbre y la crisis de valores, el pensamiento de Séneca ofrece una alternativa para reencontrar la humanidad perdida: vivir conforme a la naturaleza, practicar el desapego y ejercer el control de las pasiones
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