Nace Gregor Mendel, el padre de la genética
El 6 de enero de 1884, falleció el hombre que cambió para siempre nuestra comprensión de la herencia genética, el monje agustino Gregor Mendel.
Gregor Mendel, nacido el 20 de julio de 1822 en el actual territorio checo, es considerado el "padre de la genética" gracias a sus innovadores experimentos con plantas de guisante, que sentaron las bases para comprender cómo se transmiten los rasgos hereditarios. Su investigación, que se publicó en 1866, pasó desapercibida en su tiempo, pero décadas después revolucionaría la biología.
A pesar de comenzar sus investigaciones con otros animales como ratones y abejas, Mendel decidió enfocarse en las plantas de guisante debido a su fácil reproducción y variabilidad en los rasgos. Entre 1856 y 1863, realizó millas de cruces entre plantas de diferentes características, descubriendo patrones de herencia que demostraban que los rasgos no se mezclaban de manera diluida, como se pensaba, sino que se heredaban de forma independiente y con reglas precisas.
El resultado de sus experimentos dio lugar a las famosas "Leyes de Mendel", que son fundamentales para la genética moderna:
Primera ley (Uniformidad): Los híbridos de dos padres puros son uniformes.
Segunda ley (Segregación): Los caracteres hereditarios pueden transmitirse, aunque no se expresen en un individuo.
Tercera ley (Combinación independiente): Los caracteres heredados se combinan de manera independiente, como demostrado al analizar la forma y color de las semillas de guisante.
Desconocimiento durante su vida, reconocimiento póstumo
A pesar de sus importantes descubrimientos, Mendel no logró el reconocimiento que merecía durante su vida. Su trabajo fue ignorado por sus contemporáneos, y en su época se demostró irrelevante para la teoría de la evolución. Fue recién en 1900, después de su muerte, cuando científicos como Hugo de Vries, Carl Correns y Erich von Tschermak-Seysenegg redescubrieron sus leyes al replicar sus experimentos.
Mendel murió el 6 de enero de 1884 a los 61 años, debido a una nefritis crónica. Su trabajo siguió sin ser apreciado hasta que, varias décadas después, su descubrimiento se convirtió en un pilar de la biología, influyendo en el desarrollo de la genética moderna y en los estudios sobre la evolución.
Hoy, al recordar el fallecimiento de Mendel, reconocemos al científico que, a pesar de las dificultades y el aislamiento, dejó un legado fundamental que sigue impactando la ciencia y nuestra comprensión del mundo biológico.