El embarazo y sus efectos en el cerebro: una transformación neuroanatómica de largo alcance
Un estudio pionero mapea cambios en la estructura cerebral durante y después del embarazo, revelando ajustes permanentes en la materia gris y mejoras en la integridad de la materia blanca.
Por: Paola Vargas
El embarazo es un período de adaptación profunda, tanto para el cuerpo, como para el cerebro. Un nuevo estudio de neuroimagen revela cambios significativos en la estructura cerebral durante la gestación, sugiriendo una plasticidad que se extiende bien entrada la adultez. Esta investigación (Laura Pritschet et al., 2024) documenta un seguimiento detallado de los cambios en el cerebro de una mujer desde las tres semanas previas a la concepción hasta dos años después del parto, proporcionando un mapa neuroanatómico de la transformación cerebral que acompaña a la maternidad.
Imagen: Lucas Mendez
Durante el embarazo, el cerebro experimenta una reducción notable en el volumen de la materia gris y el grosor cortical, áreas involucradas en funciones cognitivas y emocionales clave. Al mismo tiempo, se observará un aumento en la integridad microestructural de la materia blanca, lo cual es esencial para mejorar la conectividad y el procesamiento de información. Estos cambios, inducidos por el incremento de hormonas como el estradiol y la progesterona, sugieren que el cerebro materno se "reconfigura" para prepararse para los desafíos del cuidado del recién nacido. El estudio encontró que regiones clave, como el tálamo, el hipocampo y el cuerpo calloso, experimentaron modificaciones que podrían potenciar la empatía, la intuición y la sensibilidad materna.
Imagen: Mart Production
Además de los cambios en la materia gris, el estudio documentó una expansión de los ventrículos y del líquido cefalorraquídeo, especialmente en el segundo y tercer trimestre, lo cual sugiere un ajuste para lidiar con el estrés fisiológico del embarazo. Sin embargo, no todos estos cambios son permanentes: aunque algunas estructuras vuelven a sus niveles iniciales tras el parto, otras, como las áreas de la corteza vinculadas a la cognición social, presentan cambios duraderos que perduran al menos dos años después del nacimiento.
El estudio, que utiliza un enfoque de imágenes de alta precisión, abre la puerta a investigaciones futuras sobre cómo estos cambios pueden afectar la salud mental y el comportamiento materno. La autora principal destaca que estos hallazgos podrían ser cruciales para comprender condiciones como la depresión posparto y otros trastornos neurológicos asociados con el embarazo, ofreciendo un camino hacia intervenciones más precisas en salud mental materna.
Este descubrimiento muestra que el cerebro materno se adapta para la crianza, y se transforma de manera sustancial, ilustrando la impresionante plasticidad cerebral en la adultez.
Lee el articulo completo aquí: