La importancia de la motricidad fina en el desarrollo de la escritura infantil
Una revisión destaca cómo el fortalecimiento de la coordinación motora fina es esencial para mejorar la escritura y el rendimiento académico de los estudiantes
Por: Paola Vargas
El desarrollo de la escritura en los niños no solo implica aprender a formar letras y palabras, sino también dominar habilidades motoras finas que son cruciales para una escritura legible y fluida. Un reciente estudio aborda la relevancia de la motricidad fina en el proceso de aprendizaje de la escritura, destacando cómo el control preciso de los movimientos de la mano, el brazo y los dedos es esencial para el éxito académico y el desarrollo cognitivo de los estudiantes.
Imagen: Sascha Düser
La motricidad fina se refiere a la capacidad de realizar movimientos delicados y precisos con las manos y los dedos, necesarios para actividades cotidianas como abrochar botones o escribir. Según la investigación, las deficiencias en estas habilidades pueden generar dificultades significativas en la escritura, afectando no solo la legibilidad y velocidad de los trazos, sino también la autoestima de los estudiantes. La revisión enfatiza que una estimulación adecuada desde una edad temprana, a través de juegos y ejercicios específicos, puede prevenir problemas de coordinación que afectan el proceso de aprendizaje.
El estudio también explora diferentes etapas del desarrollo de la motricidad fina, que van desde los primeros reflejos de agarre en los bebés hasta la escritura convencional en los niños mayores. Actividades como el dibujo, el uso de plastilina y el armado de rompecabezas son recomendadas para fortalecer la destreza manual y la coordinación ojo-mano, esenciales para adquirir una escritura fluida. Asimismo, se destaca la importancia del agarre correcto del lápiz, que puede facilitar o dificultar el proceso de aprendizaje.
Imagen: Alexander Grey
Finalmente, la investigación enfatiza la necesidad de una intervención temprana y adaptaciones pedagógicas en el aula para apoyar a los niños con dificultades. Estrategias como el uso de lápices adaptados o programas tecnológicos de apoyo pueden ser clave para mejorar el desarrollo de la motricidad fina y la calidad de la escritura, garantizando un aprendizaje inclusivo y efectivo.
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