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El fotograma botánico: De herramienta científica a símbolo ecológico en el arte contemporáneo
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Publicado en 14/01/2025

El fotograma botánico: De herramienta científica a símbolo ecológico en el arte contemporáneo

Un recorrido por la evolución del fotograma botánico, desde sus orígenes en el siglo XIX hasta su resignificación en el arte como una reflexión sobre la ecología y nuestra relación con la naturaleza.

El fotograma botánico, una técnica fotográfica desarrollada en el siglo XIX para representar con precisión las formas vegetales, ha experimentado una fascinante transformación a lo largo del tiempo. Lo que comenzó como un método científico de registro y análisis de plantas, derivó en un medio artístico que hoy permite explorar temas como la ecología, la temporalidad y nuestra conexión simbólica con el mundo vegetal.

Anna Atkins, (1799-1871). Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions, Inglaterra 1843.

En su artículo "El Fotograma Botánico: del Descubrimiento Científico en el Siglo XIX a la Mirada Ecológica en el Arte Contemporáneo", Moreno Diz (2024) traza un recorrido histórico y conceptual de esta técnica, revelando cómo ha evolucionado desde su uso práctico en la botánica hasta convertirse en un recurso expresivo del arte contemporáneo.

El fotograma botánico fue inicialmente una herramienta de la fotografía científica. Promovido por figuras como Henry Fox Talbot, este método buscaba registrar de manera precisa la morfología de las plantas sin la intervención de la mano humana. Sin embargo, a pesar de su potencial, no logró consolidarse como un estándar en la botánica debido a sus limitaciones técnicas, como la falta de profundidad y detalle tridimensional.

A lo largo del siglo XIX, científicos como Anna Atkins desarrollaron proyectos icónicos como British Algae, que utilizó cianotipias para documentar algas británicas. Estas obras además de representabar un avance en la divulgación científica, tenían también un valor estético que marcó el inicio de un vínculo más estrecho entre el fotograma y las artes visuales.

El periodo de entreguerras del siglo XX marcó un renacimiento del fotograma, liderado por artistas de las vanguardias como Man Ray, Christian Schad y Moholy-Nagy. Para ellos, la técnica se convirtió en un medio de experimentación estética que desafiaba las convenciones del arte figurativo. En lugar de buscar la representación fiel de la naturaleza, estos artistas exploraron las posibilidades abstractas del fotograma, combinando el azar con la intervención manual para crear obras que reflejaban una nueva visión del mundo.

En el arte contemporáneo, el fotograma botánico ha sido resignificado como una herramienta para abordar cuestiones ecológicas y sociales. Artistas como Dornith Doherty y Anaïs Tondeur utilizan esta técnica para explorar temas como la crisis climática, la contaminación y la biodiversidad. Doherty, por ejemplo, crea herbarios metafóricos a partir de semillas almacenadas en bancos de germoplasma, mientras que Tondeur representa plantas cultivadas en suelos radiactivos para visibilizar las consecuencias de desastres como el de Chernóbil.

Estas obras documentan fenómenos naturales e invitan a reflexionar sobre nuestra responsabilidad hacia el medio ambiente y la necesidad de un cambio en nuestra relación con la naturaleza.

El fotograma botánico, que alguna vez fue considerado un método rudimentario de registro científico, ha evolucionado hasta convertirse en un medio artístico que combina precisión técnica con profundidad conceptual. Como señala Moreno Diz, esta técnica sigue siendo relevante no solo por su valor estético, sino por su capacidad para generar discursos críticos sobre los desafíos ecológicos del presente.

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