La creación y el origen del mal: una comparación entre Génesis y el mito de los ángeles caídos
Un estudio explora cómo el mito de los ángeles caídos aporta una visión diferente sobre el mal en la tradición apocalíptica en contraste con el relato de la creación en el Génesis.
La tradición religiosa y literaria de la antigüedad muestra diversas interpretaciones sobre el origen del mal. En la Biblia Hebrea, el relato de la creación y la caída en Génesis describe cómo el pecado y el mal entraron al mundo a través de la desobediencia de Adán y Eva. Sin embargo, un reciente análisis compara este relato con el mito de los ángeles caídos, una narrativa que forma parte de la literatura apocalíptica judía, específicamente de la tradición henóquica, y que ofrece una versión alternativa al origen del mal. Este enfoque desglosa cómo el mal no proviene de la humanidad, sino de seres celestiales que, al unirse con las hijas de los hombres, generan una descendencia de gigantes y enseñan conocimientos prohibidos que corrompen la tierra.
Imagen: Ilustración de referencia, La Red Radio
En el mito de los ángeles caídos, el mal comienza no por una falta humana, sino por la rebeldía de seres incorpóreos conocidos como "vigilantes", quienes descienden a la tierra atraídos por las hijas de los hombres. A través de su unión ilícita, estos ángeles dan origen a los nefilim, una raza híbrida de gigantes que introducen el caos y la violencia en el mundo. Este mito se encuentra en varios textos antiguos, incluyendo fragmentos de los Rollos del Mar Muerto, y es estudiado por su profundo simbolismo, que desafía las concepciones del mal presente en Génesis. Según el estudio, mientras Génesis 3 muestra el pecado como resultado de una desobediencia humana incitada por la serpiente, el mito de los vigilantes desplaza la causa del mal fuera del ser humano, atribuyéndolo a influencias externas y divinas.
El estudio revela cómo los ángeles caídos, al enseñar secretos celestiales como la hechicería, la metalurgia y el arte de embellecerse, dotan a la humanidad de un conocimiento que, aunque poderoso, resulta destructivo. Este acto simboliza una transferencia de saberes prohibidos que afecta negativamente la moralidad humana y rompe el orden natural. En la narrativa henóquica, el mal se convierte en un elemento complejo, que involucra a los hombres y a los seres celestiales que deben actuar como guardianes. En contraste, el Génesis se centra en la prohibición de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, y sugiere que la tentación y el libre albedrío son las causas del pecado.
La revisión también enfatiza en cómo la tradición henóquica y el mito de los ángeles caídos plantean una crítica al helenismo y al poder político-cultural de la época, manifestando una resistencia cultural a la influencia extranjera. Al representar a los vigilantes como transmisores de prácticas culturales externas, como la astrología y la magia, la tradición apocalíptica judía refleja la preocupación por la preservación de la pureza religiosa y cultural. Esta narrativa condena la mezcla de las esferas divina y humana, que da lugar a "matrimonios mixtos" entre ángeles y mujeres, percibidos como una violación del orden divino.
Así, este estudio enfatiza que el mito de los ángeles caídos ofrece una interpretación alternativa del origen del mal, que no depende de la naturaleza humana sino de agentes externos y sobrenaturales. A diferencia de Génesis, donde el mal surge de la desobediencia humana, el mito henóquico convierte a los vigilantes en los responsables, sosteniendo una narrativa de transgresión divina y cósmica. Esta visión aporta una dimensión distinta y rica en simbolismo sobre el mal y la creación, que ha influido en la teología judía y cristiana a lo largo de los siglos.
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