Las prácticas lúdicas y su impacto en el desarrollo de la motricidad fina en niños
Un estudio revela cómo el juego contribuye al crecimiento integral de los más pequeños
Un nuevo estudio de la Universidad Central del Ecuador, realizado por los investigadores Ariel Coronel, Steveen Nieto, Rodrigo Aguirre y Bryan Ramírez, pone en evidencia la importancia de las prácticas lúdicas en el desarrollo de la motricidad fina de niños de 4 años. La investigación, publicada en la Revista Reincide, destaca cómo las actividades de juego no solo mejoran habilidades motoras, sino que también contribuyen al aprendizaje integral y social de los infantes.
El equipo de investigación llevó a cabo una revisión sistemática de 25 estudios, aplicando la metodología PRISMA, con el objetivo de analizar el efecto de las prácticas lúdicas en la precisión y coordinación motora de los niños. Los resultados mostraron que estas actividades, que incluyen desde juegos con bloques hasta ejercicios de dibujo, son fundamentales para el desarrollo de destrezas motoras finas esenciales para la vida diaria.
El juego como herramienta educativa
La investigación resalta que, además de ser una fuente de diversión, las prácticas lúdicas permiten que los niños mejoren su coordinación ojo-mano, fortalezcan los músculos de las manos y adquieran mayor precisión en sus movimientos. Los investigadores subrayan la importancia de integrar estas actividades en la educación inicial, donde a menudo se descuida el desarrollo motor en favor de enfoques más tradicionales.
"A través del juego, los niños no solo se entretienen, sino que también aprenden y desarrollan habilidades fundamentales para su crecimiento integral", afirman los autores del estudio. Actividades como modelar plastilina, armar rompecabezas y recortar papel no solo son divertidas, sino que fomentan la independencia y la autoconfianza en los pequeños.
Un enfoque integral para el desarrollo infantil
Los resultados del estudio sugieren que la implementación de estrategias pedagógicas que promuevan el juego en la educación inicial puede ser clave para mejorar las habilidades motoras finas y otros aspectos del desarrollo infantil. Los investigadores hacen un llamado a los educadores para que prioricen las actividades lúdicas en sus programas, ya que estos enfoques no solo benefician el aprendizaje, sino que también preparan a los niños para enfrentar retos en su vida cotidiana.
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