Honduras reporta una disminución del 30,1% en deportaciones durante 2024
A pesar de la reducción, miles de hondureños, incluidos menores de edad continúan siendo retornados mientras intentan escapar de la pobreza y la violencia.
Durante el año 2024, al menos 37,419 hondureños fueron deportados, lo que representa una disminución del 30.1% en comparación con los 53,561 deportados en el mismo período de 2023, según un informe del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras.
Principales países de deportación
Estados Unidos lideró las deportaciones, con 20,765 retornos, incluidos 5,701 niños y adolescentes, algunos no acompañados. Guatemala deportó a 10,325 migrantes hondureños, de los cuales 2,124 eran menores de edad, mientras que México regresó a 5,408 personas, entre ellas 2,084 menores.
Otros países de la región, como Belice, El Salvador, Nicaragua y Panamá, deportaron a 155 hondureños, mientras que 766 migrantes regresaron desde Europa y Sudamérica.
El impacto de la migración
Según las autoridades hondureñas, más de un millón de nacionales viven en Estados Unidos, entre residentes legales e indocumentados, de los cuales 280.000 están en lista de deportación. La migración continúa siendo impulsada por la pobreza, la violencia y la búsqueda de mejores oportunidades, especialmente para menores de edad que intentan reunirse con familiares o huir de entornos inseguros.
Del total de deportados en 2024, 33,477 regresaron por vía aérea, 3,878 por tierra y 64 por mar. Paralelamente, las remesas familiares enviadas por hondureños en el extranjero, principalmente desde Estados Unidos y España, alcanzaron los 8.800 millones de dólares hasta noviembre de 2024, una cifra clave para la economía del país.
Aunque la disminución en las deportaciones refleja un cambio positivo, el flujo migratorio continúa siendo una respuesta directa a las difíciles condiciones socioeconómicas que enfrentan millas de hondureños. Este fenómeno resalta la necesidad de políticas públicas enfocadas en mejorar la calidad de vida y reducir los factores de expulsión, como la violencia y la pobreza.
La migración sigue siendo un reto para Honduras, que enfrenta no solo la pérdida de capital humano, sino también el desafío de reintegrar a los deportados en una sociedad que lucha por ofrecer oportunidades económicas y sociales sostenibles.